Quiero que seas mi paz cada día y una guerra nocturna donde la tregua esté bajo tu vientre.
Quiero gritarle al mundo y susurrarte al oído que me has calado dentro, muy dentro.
Que me has revuelto, los planes y el pelo, y te has agarrado con fuerza para sentirte como en casa, para hacerme sentir a mí que no quiero otras manos y mucho menos, otros besos.
Quiero viajar cada tarde a un lugar diferente, poder enseñarle al mundo que esos ojos son el mío.
Quiero quedarme a vivir en cualquiera de las esquinas de tu cuerpo y, entre las sábanas, contar lunares en vez de estrellas.
Quiero quererte y no dejar de hacerlo.
Quiero, contigo, todo.